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Comedor Angel Guardian - Merlo - Buenos Aires
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El Comedor Ángel Guardían para la Niñez de Merlo
 
Comedor Ángel Guardían para la Niñez de Merlo está ubicado en García Velloso 4269, Mariano Acosta, Merlo, pegado a la traza de una autopista que conectará el Camino de la Ribera con La Plata. La tierra fue donada por XXX y está en manos de XXXXXXXX.
 
La zona es inundable, el Comedor está asentado en una olla en la que desembocan las lluvias del barrio, inconveniente al que se le suma el hecho de que, según la Intendencia, también será el conducto por el que escurrirá la autopista que conectará el Camino de la Ribera con La Plata.
 
La infraestructura con la que cuenta es un salón de aproximádamente sesenta metros cuadrados construido con materiales, en su mayoría reciclados, provenientes de donaciones. Se proveen de agua de pozo y no se dispone de servicios cloacales ni de recolección de residuos ni de ningún otro. La línea de colectivos más próxima pasa a cuatro cuadras y no llega cuando las calles de tierra no se lo permiten.
 
Actualmente, el Comedor recibe a cien niños, algunos enfermos o con problemas de desarrollo por el déficit en la alimentación; cien más en dos merenderos; se preparan alrededor de setecientas cincuenta raciones mensuales para familiares y se reparten viandas a otras personas en situación de calle.
 
En abril de 2018, una tormenta hizo volar el techo y se perdió todo. Hasta ese momento —y en el presente— el Comedor tenía un espacio destinado al taller de carpintería con el que, además de ayudar a los vecinos a construir viviendas, se había armado un emprendimiento para la venta de muebles realizados con maderas recicladas. También se viene intentando armar una huerta que los ayude a proveerse.

Historia

El origen de la Asociación Civil Comedor Ángel Guardián para la Niñez de Merlo fue en 2013, cuando Eva Noemí Rojas y Héctor Eduardo González, recién llegados a la zona, en pleno invierno observaron que los hijos de sus vecinos corrían descalzos y desabrigados.

Lo primero que hicieron fue repartir la ropa de sus hijos y, para la primavera, ponían en marcha el Comedor. En  el  terreno situado en  medio del barrio y desde la  nada construyeron una sala de nueve metros cuadrados, a la cual comenzaron a dar asistencia a alrededor de veinte niños.
 
En 2015 ya recibían el doble de chicos y se los organizaba para comer por turnos. El equipamiento fue llegando de a poco; pero, en abril de 2017, fuertes tormentas dejaron inundación y destrozos en las instalaciones, que para ese entonces ya recibían a cien niños y treinta y cinco adultos. La reconstrucción estuvo en manos de los vecinos y con ayuda de donaciones se comenzó a atender con urgencia a quienes perdieron todo  mientras se siguió cocinando como se pudo.

En la actualidad, dado el creciente aumento de la población por debajo de la línea de la pobreza de estos últimos años, el Comedor no da abasto y por estos días realiza campañas en redes sociales para solicitar toda ayuda posible.

Además de asistir en alimentación, en el Comedor se reparten las donaciones de ropa, materiales escolares, se brinda apoyo escolar y, con el paso de los años, el lugar se ha convertido en un centro vecinal donde las madres se reúnen a trabajar, compartir las crianzas para ayudarse mutuamente y en un refugio para que los chicos se encuentren a jugar, comer y compartir con otros, como una gran familia.



 Los Fundadores

Eva Y Héctor son una pareja que llegó a Mariano Acosta con tres hijos y uno en camino. Hasta ese momento vivían como nómades entre Don Torcuato y Moreno, buscando en la  basura desperdicios u objetos que luego pudieran utilizar, consumir o vender.


Ambos de origen muy humilde, siempre supieron que iban a hacer lo posible para que otros pasaran una infancia mejor de las que les tocó.
 
Eva es el corazón del lugar, una segunda madre para muchos chicos, además de los siete propios. Coordina el comedor, dirige la cocina, organiza festejos en días especiales como Navidad y Reyes y hace todo lo que está a su alcance por los chicos y para ellos.

Eva Rojas, Héctor González y Ángela, una de sus hijas

Héctor colabora con la búsqueda de donaciones, ayuda a vecinos a construir sus viviendas y, con muchas dificultades en el camino, comparte con ellos un emprendimiento para la fabricación de muebles con maderas recicladas.

A Eva y a Héctor les tocaron vidas muy difíciles, pero ellos siempre tuvieron la imperiosa necesidad de hacer todo a su alncance para ayudar a otros, y  se  contienen mutuamente para no bajar los brazos.

Hoy son padres de siete hijos, la mayor, Sofía está por entrar a la universidad, sus hermanos XXXXXXXX van a las escuelas primaria N.° 20 y secundaria N.° 50 y son referentes para nuestra su comunidad.
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